En el día de Santiago, Patrono de la Arquidiócesis
Santiago,
hijo de Zebedeo y Salomé, es llamado "el
Mayor" para distinguirlo del otro Santiago, hijo de Alfeo.
Santiago es hermano de Juan (probablemente su hermano mayor), y ambos fueron testigos, junto con Pedro, de momentos muy especiales de la vida de Jesús: entre ellos la transfiguración y la agonía. A él y a su hermano -por su carácter impetuoso- Jesús los llamaba "hijos del trueno".
Después de los relatos del Evangelio que lo mencionan en varias ocasiones, hay una laguna en la historia de Santiago, hasta su muerte, que nos narran los Hechos de los Apóstoles. Pero un episodio sumamente importante de su vida que recoge la tradición, viene a llenar esa laguna: su viaje a España. Allí habría anunciado el Evangelio y organizado la Iglesia.
En la ciudad de Cesaraugusta, junto al Ebro, sintiéndose un día cansado y abatido, tuvo el consuelo de recibir la visita de la Virgen María, que vivía entonces en Jerusalén. Ella le dio ánimo en su misión, bendijo su obra y le prometió que desde entonces tomaría a ese pueblo bajo su especial protección, dejando como recuerdo de su visita una columna de mármol, símbolo de la firmeza de la fe. La columna aún se conserva: es el Pilar de Zaragoza. "Zaragoza" es el nombre actual de Cesaraugusta.
De vuelta en Jerusalén, según los Hechos de los Apóstoles, Herodes Agripa lo mandó ejecutar (Hech. 12, 1-2); esto ocurrió alrededor del año 42 ó 44, en las cercanías de la fiesta de Pascua. La Liturgia de su fiesta resalta esa condición de primer apóstol mártir: la Oración sobre las Ofrendas se refiere a él como "el primero de los apóstoles que bebió el cáliz de Cristo" (cfr. Mc. 10, 35-40).
Después de la muerte de Santiago, según la tradición, su cuerpo fue llevado de nuevo a España; se perdió su rastro durante cierto tiempo, pero luego su tumba fue encontrada, en tiempos del obispo Teodomiro de Iria, en el año 830, gracias al fulgor de una estrella que indicaba el sitio de su sepultura. Ese lugar se llamó "campo de la estrella", "Campus Stellæ", es decir, "Compostela". Desde entonces, Santiago de Compostela es una céle-bre meta de pe-regrinaciones, una de las principales del mundo junto con Jerusalén y Roma.
Santiago es hermano de Juan (probablemente su hermano mayor), y ambos fueron testigos, junto con Pedro, de momentos muy especiales de la vida de Jesús: entre ellos la transfiguración y la agonía. A él y a su hermano -por su carácter impetuoso- Jesús los llamaba "hijos del trueno".
Después de los relatos del Evangelio que lo mencionan en varias ocasiones, hay una laguna en la historia de Santiago, hasta su muerte, que nos narran los Hechos de los Apóstoles. Pero un episodio sumamente importante de su vida que recoge la tradición, viene a llenar esa laguna: su viaje a España. Allí habría anunciado el Evangelio y organizado la Iglesia.
En la ciudad de Cesaraugusta, junto al Ebro, sintiéndose un día cansado y abatido, tuvo el consuelo de recibir la visita de la Virgen María, que vivía entonces en Jerusalén. Ella le dio ánimo en su misión, bendijo su obra y le prometió que desde entonces tomaría a ese pueblo bajo su especial protección, dejando como recuerdo de su visita una columna de mármol, símbolo de la firmeza de la fe. La columna aún se conserva: es el Pilar de Zaragoza. "Zaragoza" es el nombre actual de Cesaraugusta.
De vuelta en Jerusalén, según los Hechos de los Apóstoles, Herodes Agripa lo mandó ejecutar (Hech. 12, 1-2); esto ocurrió alrededor del año 42 ó 44, en las cercanías de la fiesta de Pascua. La Liturgia de su fiesta resalta esa condición de primer apóstol mártir: la Oración sobre las Ofrendas se refiere a él como "el primero de los apóstoles que bebió el cáliz de Cristo" (cfr. Mc. 10, 35-40).
Después de la muerte de Santiago, según la tradición, su cuerpo fue llevado de nuevo a España; se perdió su rastro durante cierto tiempo, pero luego su tumba fue encontrada, en tiempos del obispo Teodomiro de Iria, en el año 830, gracias al fulgor de una estrella que indicaba el sitio de su sepultura. Ese lugar se llamó "campo de la estrella", "Campus Stellæ", es decir, "Compostela". Desde entonces, Santiago de Compostela es una céle-bre meta de pe-regrinaciones, una de las principales del mundo junto con Jerusalén y Roma.
San José y su muerte
El 20 de julio recuerdan la muerte de San José siendo la fiesta más antigua. Siendo esta del siglo IV d. C.
El Papa Sixto IV incluye la fiesta de San José el 19 de marzo, siendo así como se le celebra hasta el día de hoy.
Al ser invocado como patrono de una buena muerte, por haber estado en los brazos de Jesús y María les compartimos esta oración:
El Papa Sixto IV incluye la fiesta de San José el 19 de marzo, siendo así como se le celebra hasta el día de hoy.
Al ser invocado como patrono de una buena muerte, por haber estado en los brazos de Jesús y María les compartimos esta oración:
Oh José bendito,
tú que expiraste en el abrazo amoroso de Jesús y María.
Cuando el sello de la muerte se cierne sobre mi vida,
ven en mi auxilio junto con el Señor Jesús y Santa María.
Obténme este favor para que en esa hora pueda morir en sus santos brazos a mi alrededor.
Jesús, María y José, les encomiendo mi ser,
y en la hora de mi agonía tomadme en sus santos brazos.
Amén
Oración a San José, pidiendo su ayuda para vivir castamente
San José, mi padre y señor,
tú que fuiste guardián fiel del Hijo de
Dios y
de su Santísima Madre, la Inmaculada Virgen María,
alcánzame del Señor la
gracia de un espíritu recto y de un corazón puro y casto
para servir
siempre mejor a Jesús y a la Inmaculada.
Amén
Misterios del Santo Rosario para el día sábado
Acto de contrición
Señor mío, Jesucristo,
Dios y hombre verdadero, creador y redentor mío, por ser vos quien sois, porque
os amo sobre todas las cosas, me pesa el alma de haberte ofendido. Propongo firmemente
nunca más pecar y apartarme de todas las ocasiones de ofenderte, confesarme y
cumplir la penitencia que me fuera impuesto, os ofrezco Señor mi vida, obras y
trabajos en satisfacción de todos mis pecados, así como os suplico, así confío
en vuestra bondad y misericordia infinita, que me los perdonareis y me daréis gracia
para enmendarme y perseverar en vuestro santo servicio, hasta el fin de mi
vida. Amén.
MISTERIOS PREPARATORIOS
(Sábado)
1º. La Inmaculada Concepción de María Santísima
Y entrando le
dijo: Alégrate, llena de gracia,
el Señor está contigo. Lc 1, 28
Padre nuestro. 10 Avemarías. Gloria al Padre.
María es Madre
de Gracia y Madre de Misericordia
En la vida y en la muerte amparadnos oh gran
Señora.
Oh, Jesús
mío, perdona nuestros pecados líbranos
del fuego del infierno, lleva al cielo a
todas las almas, especialmente a las más
necesitadas de tu divina misericordia. Amén
Reflexión
Aprendamos de
María a que siempre estuvo dispuesta a ser fiel a Dios y a vivir en santa
pureza.
2º. La natividad de
Nuestra Señora
Y Jacob engendró a José,
el esposo de María, de la que nació Jesús, llamado Cristo. Mt 1,
16
Reflexión
Sepamos
ser testimonio de esperanza, porque en el nacimiento de María
se enciende una luz
en nuestra peregrinación.
3º. La presentación de la Virgen en el templo
Dentro del corazón
he guardado tu promesa, para no
pecar contra ti. Sal 119, 11
Reflexión
Aprendamos a ser obedientes a
Dios y a
confiar en su Divina Providencia.
4º. La virginidad
perpetua de Nuestra Señora
Y sin que la
conociera, Ella dio a luz un hijo
al que él puso por nombre Jesús. Mt 1,25.
Reflexión
Sepamos defender la honra de nuestra Madre, con sencillez y
con amor hacia Ella, siendo ejemplos de
buenos hijos.
5º. Los
desposorios de San José y Nuestra Señora
Al sexto mes fue enviado por
Dios el ángel Gabriel a una ciudad
de Galilea, llamada Nazaret, a
una virgen desposada con un hombre
llamado José, de la casa de
David; el nombre de la virgen era María. Lc 1, 26-27
Reflexión
Que sea permanente en nosotros vivir
en amor, para formar dentro de
nosotros Sagrarios vivos,
como fue San José y la Santa Señora para
Jesús.
Sor Cecilia Charrín, oración
Oración privada para la beatificación de sor Cecilia Charrin, Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl
Dios y
Señor Nuestro, que suscitaste en el corazón de Sor Cecilia
Charrin, Hija de la Caridad de San Vicente de Paúl, celo y desvelo
especial a favor de los pobres, tus predilectos, humildemente te pedimos
la gracia de la
beatificación de esta Sierva cuya, cuyos dones y talentos puso a
favor de los pobres, y que nos alcances aquellos favores que por su
intercesión te pedimos… por nuestro Señor Jesucristo tu
hijo, que contigo vive y reina, en la unidad del Espíritu Santo, y
es Dios por los Siglos de los siglos. Amén.
Misterios del día jueves, Santo Rosario
MISTERIOS LUMINOSOS
1. Misterio: El bautismo de Jesús en el Río Jordán
2. Misterio: El primer milagro de Jesús, las bodas de Caná
3. Misterio: El anuncio del Reino de Dios
4. Misterio: La transfiguración del Señor en el Monte Tabor
5. Misterio: La institución de la Eucaristía
Oración a Nuestra Señora, al empezar nuestras jornadas...
PRIMA
V.- En mi socorro venid ya, Señora.
R.- Del enemigo libradme, vencedora.
Gloria al Padre…
V.- Él mismo la creó en el Espíritu Santo.
R.- Y la representó maravillosamente en todas sus obras.
V.- Proteged, Señora, mi oración.
R.- Y llegue hasta Vos mi clamor.
V.- Proteged, Señora, mi oración.
R.- Y llegue hasta Vos mi clamor.
V.- Bendigamos al Señor.
R.- Demos gracias a Dios.
V.- Las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.
R.- Amén.
V.- En mi socorro venid ya, Señora.
R.- Del enemigo libradme, vencedora.
Gloria al Padre…
Himno
Salve, Virgen Prudente, destinada
Para dar al Señor digna morada.
Con las siete columnas de la Escritura,
Del templo a la mesa os ornó en figura.
Fuisteis libre del mal que al mundo espanta,
Y en el seno materno siempre santa.
Puerta de los Santos: Eva, Madre de la vida,
Estrella de Jacob aparecida.
Armáis la escuadra contra Luzbel;
Sed amparo y refugio del pueblo fiel. Amén.
Para dar al Señor digna morada.
Con las siete columnas de la Escritura,
Del templo a la mesa os ornó en figura.
Fuisteis libre del mal que al mundo espanta,
Y en el seno materno siempre santa.
Puerta de los Santos: Eva, Madre de la vida,
Estrella de Jacob aparecida.
Armáis la escuadra contra Luzbel;
Sed amparo y refugio del pueblo fiel. Amén.
V.- Él mismo la creó en el Espíritu Santo.
R.- Y la representó maravillosamente en todas sus obras.
V.- Proteged, Señora, mi oración.
R.- Y llegue hasta Vos mi clamor.
Oremos:
Santa María, Reina de los Cielos, Madre de
Nuestro Señor Jesucristo y Dominadora del mundo, que a nadie desamparáis
ni despreciáis; poned, Señora, en mí, los ojos de vuestra piedad y
alcanzadme de vuestro amado Hijo el perdón de todos mis pecados, para
que, venerando ahora afectuosamente vuestra Inmaculada Concepción,
consiga después la corona de la eterna bienaventuranza: por el mismo
Hijo vuestro, Jesucristo, Señor Nuestro, que con el Padre y el Espíritu
Santo vive y reina en unidad perfecta, y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.V.- Proteged, Señora, mi oración.
R.- Y llegue hasta Vos mi clamor.
V.- Bendigamos al Señor.
R.- Demos gracias a Dios.
V.- Las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.
R.- Amén.
Oración a Nuestra Señora al empezar el día
MAITINES
V.- Entonad ahora, labios míos,
R.- Los dones y las glorias de la Virgen Madre de Dios.
V.- En mi socorro venid ya, Señora.
R.- Del enemigo libradme, vencedora.
Gloria al Padre…
V.- Dios la escogió y la predestinó.
R.- En su Tabernáculo la hizo habitar.
V.- Proteged, Señora, mi oración.
R.- Y llegue hasta Vos mi clamor.
V.- Proteged, Señora, mi oración.
R.- Y llegue hasta Vos mi clamor.
V.- Bendigamos al Señor.
R.- Demos gracias a Dios.
V.- Las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.
R.- Amén.
V.- Entonad ahora, labios míos,
R.- Los dones y las glorias de la Virgen Madre de Dios.
V.- En mi socorro venid ya, Señora.
R.- Del enemigo libradme, vencedora.
Gloria al Padre…
Himno
Salve, ¡oh Virgen Madre!, Señora mía,
Estrella de la mañana, del Cielo Reina.
Llena de gracia sois; salve, luz pura,
Velad por el mundo y por toda criatura.
Para Madre el Señor os destinó
El que los mares, la tierra y el Cielo creó.
Él preservó vuestra Concepción
De la mancha que todos tenemos desde Adán. Amén.
Estrella de la mañana, del Cielo Reina.
Llena de gracia sois; salve, luz pura,
Velad por el mundo y por toda criatura.
Para Madre el Señor os destinó
El que los mares, la tierra y el Cielo creó.
Él preservó vuestra Concepción
De la mancha que todos tenemos desde Adán. Amén.
R.- En su Tabernáculo la hizo habitar.
V.- Proteged, Señora, mi oración.
R.- Y llegue hasta Vos mi clamor.
Oremos:
Santa María, Reina de los Cielos, Madre de
Nuestro Señor Jesucristo y Dominadora del mundo, que a nadie desamparáis
ni despreciáis; poned, Señora, en mí, los ojos de vuestra piedad y
alcanzadme de vuestro amado Hijo el perdón de todos mis pecados, para
que, venerando ahora afectuosamente vuestra Inmaculada Concepción,
consiga después la corona de la eterna bienaventuranza: por el mismo
Hijo vuestro, Jesucristo, Señor Nuestro, que con el Padre y el Espíritu
Santo vive y reina en unidad perfecta, y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.V.- Proteged, Señora, mi oración.
R.- Y llegue hasta Vos mi clamor.
V.- Bendigamos al Señor.
R.- Demos gracias a Dios.
V.- Las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.
R.- Amén.
Un emperador santo...
Existen
diversidad de personajes que
han trabajado por el Reino de
Dios. Cada uno de acuerdo a las
circunstancias y lo que en ese momento su persona y la
sociedad exigía. Pero sin olvidar
que pertenecían a la Iglesia
y que su vida era Cristo.
El
emperador San Enrique fue esposo de Santa Cunegunda, trabajo
por su
reino pero principalmente por el
de Cristo. Logrando que se fundaran diversos conventos, en promover las reformas de la Iglesia y trabajar por la paz. Fue una de las figuras más importantes del siglo XI.
EL EMPERADOR
Enrique II
fue hijo de Enrique, duque de Baviera y de Gisela de Borgoña, nació el año 972.
Fue educado por san Wolfgango, obispo de Ratisbona y, en 995, sucedió a su
padre en el gobierno del ducado de Baviera. Estuvo casado con santa Cunegunda,
pero no tuvieron hijos. En 1002, a la muerte de su primo Otón III, fue elegido
emperador. Enrique no perdió nunca de vista los peligros a los que se hallan
expuestos los gobernantes. Consciente de la importancia y extensión de las
obligaciones que le imponía su cargo, supo mantenerse, por la oración, en una
actitud de humildad y de temor de Dios, y su virtud salió victoriosa del
peligro de los honores.
En 1014,
llegó triunfalmente a Roma, donde fue coronado emperador por el Papa Benedicto
VIII. El santo restauró con gran munificencia las sedes episcopales de
Hildesheim, Magdeburgo, Estrasburgo y Meersburgo e hizo ricos presentes a las
iglesias de Aquisgrán y Basilea, entre otras.
En 1006,
san Enrique fundó la sede de Bamberga y construyó una gran catedral. Los
obispos de Wurzburgo y Eichstätt se opusieron a ello, pues la empresa llevaba
consigo el desmembramiento de sus diócesis; pero el Papa Juan XIX dio la razón
al emperador, y Benedicto VIII consagró la catedral en el año de 1020.
San Enrique
construyó y dotó también un monasterio en Bamberga e hizo donaciones a varias
diócesis para promover el honor divino y proveer a las necesidades de los
pobres. En 1021, fue de nuevo a Italia en una expedición contra los griegos de
Apulia. En el camino de vuelta cayó enfermo y fue transportado a Monte Cassino.
Fue milagrosamente curado por la intercesión de San Benito.
San Enrique
fue uno de los más grandes gobernantes del Sacro Romano Imperio y se santificó,
precisamente, como soldado y jefe de Estado, cumpliendo con deberes muy
diferentes a los que cumplen los monjes.
Eugenio III
canonizó a San Enrique en 1146 y san Pío X le proclamó patrono de los oblatos
benedictinos. Se ha difundido la leyenda de que vivió en abstinencia con su
mujer, santa Cunegunda, pero no hay pruebas de ello.
Oración de la tarde a Nuestra Señora, la Inmaculada...
VÍSPERAS
V.- En mi socorro venid ya, Señora.
R.- Del enemigo libradme, vencedora.
Gloria al Padre…
V.- Yo hice nacer en el Cielo la luz que no se apaga
R.- Y cubrí como niebla la tierra entera
V.- Proteged, Señora, mi oración.
R.- Y llegue hasta Vos mi clamor.
V.- Proteged, Señora, mi oración.
R.- Y llegue hasta Vos mi clamor.
V.- Bendigamos al Señor.
R.- Demos gracias a Dios.
V.- Las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.
R.- Amén.
V.- En mi socorro venid ya, Señora.
R.- Del enemigo libradme, vencedora.
Gloria al Padre…
Himno
Salve, regulador celeste, por el cual
El sol retrocedió en diez líneas.
A fin de encarnarse el Verbo eterno, y ser humillado,
Y el hombre, como el sol, al Cielo ser levantado.
De aquel sol brillante la Virgen tiene el fulgor,
Y cual aurora naciente refulge en esplendor.
Lirio entre los espinos, la cabeza del dragón pisando,
Cual luna bella ilumina a los que en el mundo van errando. Amén.
El sol retrocedió en diez líneas.
A fin de encarnarse el Verbo eterno, y ser humillado,
Y el hombre, como el sol, al Cielo ser levantado.
De aquel sol brillante la Virgen tiene el fulgor,
Y cual aurora naciente refulge en esplendor.
Lirio entre los espinos, la cabeza del dragón pisando,
Cual luna bella ilumina a los que en el mundo van errando. Amén.
R.- Y cubrí como niebla la tierra entera
V.- Proteged, Señora, mi oración.
R.- Y llegue hasta Vos mi clamor.
Oremos:
Santa María, Emperatriz de los Cielos, Madre de
Nuestro Señor Jesucristo y Dominadora del mundo, que a nadie desamparáis
ni despreciáis; poned, Señora, en mí, los ojos de vuestra piedad y
alcanzadme de vuestro amado Hijo el perdón de todos mis pecados, para
que, venerando ahora afectuosamente vuestra Inmaculada Concepción,
consiga después la corona de la eterna bienaventuranza: por el mismo
Hijo vuestro, Jesucristo, Señor Nuestro, que con el Padre y el Espíritu
Santo vive y reina en unidad perfecta, y es Dios, por los siglos de los
siglos. Amén.
V.- Proteged, Señora, mi oración.
R.- Y llegue hasta Vos mi clamor.
V.- Bendigamos al Señor.
R.- Demos gracias a Dios.
V.- Las almas de los fieles difuntos, por la misericordia de Dios, descansen en paz.
R.- Amén.
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