De la Virgen del Carmen, de Lima, de Oro, del Padre Solares...


En Guatemala  el  gran júbilo por la  beata  Teresa  de Jesús,  en ese  entonces  aún no  canonizada,  hizo que la  devoción al Carmelo surgiera  como un brote  de  fuego.  Pero  los intentos  por traer  a los  carmelitas,  fue  prácticamente  imposible.


En Santiago de Guatemala,  los  fieles  hicieron una  cofradía  en Catedral y como el  grupo  fue  creciendo,  necesitaron un templo  propio. Construyendo la iglesia  que se  conoce  como  el “Carmen”  y que luego con el traslado  pasó  a  ser  “el Carmen  bajo”,  por  haber  otra  iglesia  ya  en el Valle  de la Ermita.  Todas las  imágenes  que  allí se  encuentran son de Guatemala,  y  no se debe  confundir  con la Virgen  del Carmen de Lima  de Santa Teresa,  porque  no hay  ningún testimonio  que  aluda  a  que la  imagen  pasó  del  convento carmelita  al Carmen bajo.

En la Iglesia  de Santa Teresa  en el Valle de Panchoy

El padre Don Bernardino Obando trajo a  las monjas  carmelitas  al Valle  de Panchoy  y   fueron ellas  las  que  trajeron desde  Lima  una  imagen que  provenía  de  España, y que  las  carmelitas  de Lima  quisieron  regalarla  para  que  presidiera  el  nuevo convento en Santiago de Guatemala.
Los  inventarios  recogen como estaba  compuesto el retablo del Templo de Santa Teresa  en el  Valle  de Panchoy  y luego en la Ermita. Así  podemos  también seguir la pista  a la  Virgen llamada  popularmente  de “Lima”.


En 1687 y 1689  se  tiene  conocimiento de las  diferentes labores  por  el retablo que  presidiera  el Altar Mayor  del  templo, en Santiago de Guatemala.  Este  fue  trabajado por  el ensamblador  Agustín Nuñez, dorado por Juan  de  Sigüenza, con pinturas  de  Pedro Mazariegos y esculturas  de  Alonso  de la Paz  y Toledo.

Las imágenes  que  allí se  encontraban eran: San Elías, San Eliseo, San Alberto, San Juan  de la Cruz, San José  y Santa Teresa. Había  dos  papas probablemente  relacionados  a la  orden  y también dos  ángeles. San Pedro  de Alcántara  y un San Miguel Arcángel  este  último  fue  una  probable  elección de la  Madre  superiora  de  ese  momento.

Otros  santos  estaban  en el altar, pero  sólo se  sabe  que  eran  niños  y relacionados  a  la Eucaristía.  Así que  no es  de  extrañar  que  fueran San Tarciso, San Dominguito de Val, por mencionar  algunos. Remataba  el  conjunto  el Padre Eterno, que  desde  las  alturas   visualizaba  todo  el  templo.

El cuerpo del retablo lo componía: el orden jónico, corintio, el salomónico  y uno compuesto. Pero  el  retablo con el traslado  fue  trasladado a  otro lugar  de  Guatemala, viniendo las  monjitas  con las  esculturas  que  sobrevivieron al terremoto de  1773.  

La  iglesia  de Santa Teresa  en  el Valle  de la Ermita

Desde  1779 las pobres monjas  tuvieron muchas penas  para  lograr  construir  su convento e  iglesia.  Hoy  aún se pueden  ver los planos  del convento en el  Museo de  Madre Teresa Aycinena  de la Santísima  Trinidad.

En 1861  son las  últimas  noticias  que  se  tiene  de la Virgen del Carmen de Lima, luego desaparece  en los  nuevos  inventarios.  Allí  menciona  que  al  lado de  esta imagen presidía  una  imagen de Santa Teresa  y de San José de  tallas  pequeñas.  Esto implica  que  no  es la  actual  imagen de Santa Teresa  de Jesús  que  preside  el templo, porque  esta  no es  de  talla pequeña,  sino de  tamaño  natural.

El inventario tampoco  hace mención del Nazareno, pero    alusión  a la Virgen de dolores y San Juan, que  estaban debajo del  crucifijo (muy probable  que  sea  el Cristo de la Profesa). Otras imágenes  mencionadas  era la Virgen  de los Desamparados (hoy todavía  está  en uno  de los  laterales  del templo), la Santísima  Trinidad,  el Sagrado Corazón de Jesús, Santiago  apóstol, San Juan Evangelista. Por mencionar  algunos.


En 1902  el terremoto  deteriora  el altar mayor  y  este   tenía  un Sagrado Corazón de Jesús,  ya  no la  Virgen  de Lima.  Desde  este  momento  ya  no hay  ninguna  noticia  de la  imagen  y se  cree  que  fue  destruida  en  el  terremoto. Luego en 1935  el padre Rosauro Trejo  coloca  a Jesús  de la Buena  Esperanza en el Altar Mayor.  

La Virgen  que  preside  actualmente  el Altar  es una de las imágenes  que  se  guardaban en el convento, pero   no es la  traída por  don Bernardino Obando de Lima. Y  esta  imagen es  la que  se  estofó  como un homenaje  al padre Juan Pablo Mendía OCD,  que  tanto soñó por  una Virgen del Carmen  que  fuera  de  oro.

La Virgen del Carmen  procesional  en una  de las  restauraciones  del siglo XX,  la Academia  de Geografía  e Historia  y el padre Gerardo Aguirre OCD  recogen que  la  imagen tenía  un rótulo que  decía  “propiedad  del Padre Gabriel Solares”.  Esto confirma  que  la  imagen no es  tan antigua  como  creen algunos, probablemente  el padre la  compró  o bien  la mandó a  realizar.