El Corazón recuerda el amor inmenso de Jesús por los hombres.
La Cruz recuerda nuestra redención y que Él murió por nosotros.
La Corona de espinas su reinado, pero no es de laureles sino de espinas. Él que es Dios, tiene una corona que le lastima. Es deber del cristiano cambiarle esa por una donde Él sea verdaderamente rey. Pero también nos recuerda lo que ha sufrido por amor a nosotros y lo que nosotros debemos sufrir también por amor a Él.
La llaga de la que brota sangre es símbolo de su amor infinito, pues incluso ya muerto en la cruz, le abrieron el costado. Es para recordarnos que no dejo nada para sí.
Unas llamas de fuego aparecen para mostrar todo el amor que nos tiene, que nos trasmite. Ese fuego que quema y nos cambia de vida.