San Luis
Montfort en su libro sobre el tratado de
la verdadera devoción a
María Santísima, expone cómo el
Espíritu Santo llega de una
manera más fácil si se prepara el lugar a la Virgen.
"Si examinamos de cerca el resto de la vida de
Jesucristo, veremos que ha querido inaugurar sus milagros por medio de María.
Mediante la palabra de María santificó a San Juan en el seno de Santa Isabel,
su madre (ver Lc 1,41-44); habló María, y Juan quedó santificado. Este fue el primero
y mayor milagro de Jesucristo en el orden de la gracia. Ante la humilde
plegaria de María, convirtió el agua en vino enlas bodas de Caná (ver Jn
2,1-12). Era su primer milagro en el orden de la naturaleza. Comenzó y continuó
sus milagros por medio de María, y por medio de Ella los seguirá realizando
hasta el fin de los siglos.
Dios Espíritu Santo, que es estéril en Dios –es
decir, no produce otra persona divina en la divinidad–, se hizo fecundo por
María, su Esposa. Con Ella, en Ella y de Ella.
No quiero decir con esto que la
Santísima Virgen dé al Espíritu Santo la fecundidad, como si Él no la tuviese,
ya que, siendo Dios, posee la fecundidad o capacidad de producir tanto como el
Padre y el Hijo, aunque no la reduce al acto al no producir otra persona
divina. Quiero decir solamente que el Espíritu Santo, por intermediario de la
Santísima Virgen –de quien ha tenido a bien servirse,aunque absolutamente no
necesita de Ella–, reduce al acto su propia fecundidad, produciendo en Ella y
por Ella a Jesucristo y a sus miembros. ¡Misterio de la gracia desconocido aun
por los más sabios y espirituales entre los cristianos!"