A la medalla
de la Inmaculada, la que la Virgen le dio a Santa Catalina, le han llamado “medalla milagrosa”.
Pues son muchos los prodigios que se
le atribuyen. Las representaciones artísticas
de la Inmaculada, tal y como se
le apareció a Santa Catalina, la han
pasado a llamar “Virgen de la Medalla
Milagrosa”.
SOBRE
LAS FIESTAS DE LA VIRGEN MILAGROSA
Más el
tierno amor de la Madre por sus hijos
no puede pasar desapercibido por
los suyos. Aquí bajo la tierna mirada de la
Inmaculada, un milagro inesperado ha llegado
a los que en Ella
han creído. Para los
que visitan la Parroquia de Nuestra
Señora de Candelaria, pueden si tienen
suerte encontrarse a
alguna de las señoras de
mucha edad. Por
alguna extraña razón han pasado sobre el camarín de la Virgen de los Dolores del Cerro, con tanta devoción que ya no la llaman: “Dolores del Cerro”
sino: “Madre milagrosa”, “Virgen Milagrosa”. Y
tienen razón.
Nuestra
Señora ha tenido un origen muy dominico, pero también
franciscano. Dominico pues son ellos los
encargados del territorio donde
la Virgen se revelo. Franciscano porque
a ellos se les
pidió sus oraciones y
sacramentos. Es Dolorosa pero no
del Cristo cargando la cruz,
sino del Niño perdido y hallado
en el templo. Pues es un 14
de enero que se inicia todo con Ella.
También son
los miércoles los días dedicados
a esta advocación, pues fue ese
día el que la Virgen peregrino
de una
casa a su templo, acompañada de
rezos y oraciones. También el 14
de mes, como el día sábado son especiales para esta
advocación.
SOBRE ASPECTOS MILAGROSOS DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN
Pero
centremos nuestra atención en los grandes prodigios que el
Todopoderoso ha hecho en la Virgen María. Ella
misma lo relata en el
Magníficat; “Bienaventurada me
llamaran todas las generaciones
porque el poderoso ha hecho obras
grandes por mí, Santo es
su nombre y su misericordia dura
de generación en generación” Lcs
1, 48-49.
Cristo ha
dicho a Santa Faustina: “no es en
la imagen sino en la gracia que
trasmito a través de esta”.
Por ello cuantos han querido acogerse a la Virgen de los Dolores del Cerro, la Milagrosa; lo han hecho
confiados en que la Madre
nunca desampara. Es
cierto que en una imagen han sido los prodigios
admirables. Pero no es porque
Ella tenga especial
favor en la escultura. Son los mismos fieles
que confiados en la misericordia de Dios, se han acogido en ese lugar especial.
El colocarle la veladora no es signo de
un pago por un milagro. Es el reflejo de
que el cristiano cree firmemente
que la Virgen está en el cielo, intercediendo por nosotros.
Es también una muestra de
respeto por la persona que representa. Así la luz
que representa a Cristo es
muestra de que la
persona vive e
intercede.
Es
necesario el colocar una de estas para
recordar el amor por nosotros de la Madre. Sin embargo aunque
la costumbre ha ido desapareciendo, en el antiguo
santuario de la Virgen del Cerro era muy
común.
También
tenía un velo que la mantenía oculta, pero este
se corría siempre
a la hora de los
actos devocionales. Es un
signo de respeto, pero también de esperanza sabiendo que Dios nos escucha aun cuando no lo veamos. Al igual que la imagen de la Virgen cubierta por un velo Ella
está presente con nosotros.
Por ello los milagros que le
adjudicaron en el antiguo
santuario no pasan desapercibidos. El sacerdote Joseph de Eloso (encargado de
la imagen en 1773) presenta muchos de
estos. Por ejemplo el de
una señora muy devota de la
Virgen que como pago por su amor, no pudiendo ver a la
imagen a la hora acostumbrada
en que le era quitado el velo, los
ángeles se lo corrieron.
La fe
es necesaria para creer
lo que no se ha visto, la misma Madre de los
Dolores, dejó caer un par
de rosas como reliquia
para una de sus hijas
que pedía tan siquiera
poder llevarse una
de estas. No era
temporada de rosas
y mucho menos como la que la
Virgen le regalo. Pero si estos milagros
como tantos otros no son creíbles, hay otros
que la explicación no la tiene.
Bien
pueden afirmar que
el aire corrió el velo y así la
señora pudo ver la imagen,
que alguna rosas estaban en
el altar
y que por su peso se cayeron del arreglo. Pero un 26
de octubre la imagen de la Virgen se salió de
su camarín. Al verla al día
siguiente afuera, volvieron a
meterla. Así sucedió por varios
días. Creyendo que esto era obra humana, la
volvieron a colocar y le clavaron el manto a la pared.
Dejaron vigilancia de
confianza y cerraron con
llave todo.
Al día siguiente la imagen estaba afuera, vieron que el manto tenía los clavos que
todo estaba como lo dejaron menos
la escultura. Que había salido con sus ropajes
al Altar y manteniendo la señas
que le habían colocado. Este prodigio quería ser una señal
para los cristianos, que tal y como esta imagen representa, la Virgen sale en busca
de sus hijos. Esta obra representa
a nuestra Señora en busca del
Niño Jesús perdido en el templo, pero también quiere mostrar
a sus queridos
hijos que Ella sale
en busca de los que la
necesitan.
Los
prodigios que Dios hace
en nosotros son señales de su
tierno amor. Cada día puede
observarse un nuevo cielo, los
pájaros cantando y el sol cercano, pero estos detalles son lo que el Todopoderoso muestra
a sus hijos. “Los
cielos cuentan la gloria
de Dios, la obra de sus manos
anuncia el firmamento” Sal 19, 2. Por
ello, cada vez que visitas
a la imagen de la Virgen,
Ella te
recuerda su amor, está
oculta tras un vidrio, tras una imagen.
Pero Ella te ve, y desde allí donde
está te dice: “No estoy yo aquí, que soy tu Madre”, yo que
soy tu madre, soy tu faro y tu esperanza. Por
ello cada vez
que sale en procesión, puede verse
su manto verde, que recuerda que Ella
es nuestra esperanza.
“Vuelve tu mirada” sobre tus
hijos, que acuden a la
iglesia de Candelaria, y muestra tu bondad para
con ellos. Y como en otro tiempo buscaste al Niño Jesús, así ahora sal en nuestro auxilio y de tu mano
llévanos, y protégenos con tu
patrocinio. Para que ejemplo tuyo podamos santamente vivir
y morir en tu regazo para alcanzar
con tu ayuda la gloria eterna.