En 1858
la Virgen se aparecía
a santa Bernardita, diciendo ser
la Inmaculada Concepción. Habían pasado sólo 4
años de la proclamación y con ese
gesto Ella confirmaba con agrado lo que Dios había
hecho por Ella. Tal y como se lee en el magníficat: “porque el Poderoso
ha hecho obras grandes y su nombre es
Santo.”
Mostrando
los rasgos de que la Virgen llevaba en Lourdes
y haciendo una reflexión de lo
que la imagen desea trasmitir,
se puede pensar en:
La
Inmaculada en Lourdes nos muestra
la fe, ante esos
resplandores de luz. La
vela encendida en el bautismo es el símbolo del cristiano que debe
ser sal y luz de la
tierra. También refleja el cirio pascual que es el
símbolo de que Cristo vive.
En la Inmaculada
hallaremos el descanso para nuestra
alma. Ella que siguió a
Cristo, nos muestra sus
brazos para que
descansen los que
están fatigados y agotados. Por su
enorme belleza que es su
santidad, así se ha de
imitar la virtud
para poder ser de
agrado a dios.
El
color blanco símbolo de pureza y del bautismo es reflejado en la vestimenta
de la Inmaculada
en Lourdes. A través de esto muestra cómo se
debe presentarse ante
Dios, limpios de toda
mancha y arruga, inmaculados.
La pobreza que se muestra por los pies desnudos
es iluminada por
las rosas que la Virgen llevaba en cada pie, como brillantes. Los
pies que han de
caminar en pobreza también deben
ser los
que muestren con nuestras actitudes
el olor a Cristo, que tan ricamente
perfuman las rosas.
Y la oración constante. El rosario que pende del brazo de la Virgen muestra la
unión de Cristo con su madre.
Ella ha sabido contemplar y guardar
todo en su corazón. Son cinco misterios los
que quieren conducirnos por la
vida de la Virgen y de Jesús.
Los misterios
preparatorios que se
rezan el día sábado, muestran a
la Virgen como la que ha
sido elegida por Dios, pero también la
que le ha obedecido
y confiando en su protección se abandona en sus manos.
En los misterios gozosos el cristiano medita como por medio del anuncio del ángel Cristo se
encarna y nace. Termina
ese ramo de flores
con el Niño perdido y hallado en
el templo que se convierte
en preludio de lo que
pasara: Cristo muere y al tercer
día resucita.
Los misterios
luminosos que son símbolo de lo que
Cristo nos ha dejado para
guiarnos hacia Él.
Por ello arrepentidos por nuestros pecados, haciendo
lo que Él manda por medio de
sus predicaciones seremos transformados
para que enamorados por su amor
nos encontremos con su Cuerpo
y Sangre en la Eucaristía.
Abren después
de
estos los misterios dolorosos,
que a ejemplo del Señor muestran al
cristiano el seguir el camino de la
cruz, para que muriendo
a nuestros vicios
y malas inclinaciones resucitemos
a una nueva
vida, por medio del sacramento de
la penitencia. Así contemplando los misterios
gloriosos podamos perseverar en
oración junto con María y así al morir
llegar al cielo para alabarlo
por los siglos de los
siglos.
El rosario
símbolo de la oración, es
llevado por la Inmaculada en varias
de sus apariciones,
y en otras mencionado por
Ella misma para que
a través de la recitación de oraciones, el cristiano pueda meditar
y concentrarse más en Cristo y alejarse de
aquello que no le lleva
a Él.
La Virgen
en Lourdes resalta la
conversión y la penitencia.
Puede el cristiano acercarse más a la
llena de gracia y seguirle para
poder llegar al cielo. Claro que
sí, muchos santos tomando el ejemplo de la Inmaculada han
perseverado y conseguido el triunfo del
cielo, pues ha sido su compañía y su faro celeste.