El rezo del
santo rosario consiste en la devoción de
meditar la vida de
Nuestra Señora, y su vínculo con Jesús.
A través de los
ojos de la Madre
contemplar los misterios del hijo.
En los cinco misterios se
desarrolla una historia
que recuerda el inmenso amor de Dios por
el hombre.
Durante
los siete días
de la semana,
las personas pueden encontrar un
misterio que les recuerde lo que Dios
ha hecho por el hombre.
El lunes el amor de Dios
a través de la Encarnación, el nacimiento de Cristo.
El martes y viernes es el
Hijo de Dios que hecho verdadero hombre se entrega a la muerte
para la salvación del mundo. Yo soy el
buen pastor, yo doy la vida por
mis ovejas, dice el Señor, nadie me la
arrebata yo la doy por la vida
del mundo. (Jn 10, 11-16)
El
miércoles y domingo recuerda la
gloria de la resurrección, pero
también que no ha dejado a
su Iglesia y por ello el Espíritu Santo ha descendido sobre ella el día de
pentecostés. Y como muestra de lo
que algún día se verá se
encuentra al final la asunción de
la Virgen, coronada por Dios. Así también después de
morir la persona irá
frente a Dios y recibirá
su premio o castigo.
El
jueves son los llamados
misterios luminosos que recuerdan
el reino de Dios, la conversión de los pecados,
y la cercanía de
Cristo en la Eucaristía, recordando su
promesa de estar
siempre todos los días
hasta el fin del mundo.
El sábado
día dedicado a la Madre Inmaculada,
se contempla a Dios que
prepara a la Virgen para la Encarnación. Así le
recuerdan al que este rezando que
también Dios lo conoce y antes
que fuera formado en el seno de la madre, ya lo conocía. Por
ello se les conoce como
misterios preparatorios, porque
preparan a lo que sucederá.
La
Iglesia recuerda el jueves
la Eucaristía y por ello se
reza ese día los
luminosos, el viernes a la pasión
del Señor y el domingo su resurrección.
Aunque no están colocados en orden cronológico de acuerdo a los
días de la semana, de
domingo a viernes, de todos
modos siempre habría
dos días o uno donde
habría que repetir
el misterio. Por ello se
disponen para que la
persona pueda encontrarse
con Cristo desde lo que la
Iglesia medita en ese
día.
Si bien
el rosario es una
tradición desarrollada en los
monasterios benedictinos, cartujos y
otros, esta devoción fue
popularizada por la Orden de Predicadores,
o dominicos, siendo ellos los
pioneros en agregarles un tema
a cada diez
“Aves Marías”. Pero en los últimos
años, se vio la necesidad
de agregar los misterios
luminosos y los preparatorios,
para no sentir una interrupción entre la
infancia de Cristo y su pasión, y para
abrir y cerrar el círculo del
rosario desde la concepción virginal de María
hasta su coronación.