No os equivoquéis, hermanos míos: aquellos que corrompen una familia "no heredarán el Reino de Dios"
Así, si los que hacen eso son condenados a muerte,
[exclamdo]cuánto más aquél que corrompe por su mala doctrina la fe de
Dios, por la que Jesucristo ha sido crucificado! Aquél que así sea, irá
al fuego inextinguible y lo mismo aquél que lo escuchare.
Si el Señor ha recibido una unción sobre su cabeza, es a fin de
exhalar para su Iglesia un perfume de incorruptibilidad. No os dejéis,
pues, ungir del mal olor del príncipe de este mundo, para que él no os
conduzca en cautividad lejos de la vida que
os espera.
¿Por qué no nos hacemos todos sabios, al recibir el
conocimiento de Dios, que es Jesucristo? ¿Por qué perecemos tontamente,
al desconocer el don que el Señor nos ha enviado verdaderamente?
Mi espíritu es víctima de la cruz, que es escándalo para los incrédulos, pero para nosotros salvación y vida eterna: "¿Dónde está el sabio? ¿dónde el disputador?" ¿dónde la vanidad de aquellos que llamamos sabios? Porque nuestro Dios, Jesucristo, ha sido llevado en el seno de María, según la economía divina, nacido "del linaje de David"y del Espíritu Santo. Él nació y fue bautizado para purificar el agua por su pasión.
Al príncipe de este mundo le ha
sido ocultada la virginidad de María, y su alumbramiento, al igual que
la muerte del Seńor: tres misterios sonoros, que fueron realizados en el
silencio de Dios.
¿Cómo, pues, fueron manifestados a los siglos? Un
astro brilló en el cielo más que todos los demás, y su luz era
indecible, y su novedad sorprendente, y todos los otros astros junto con
el sol y la luna se formaron en coro alrededor suyo y él proyectó su
luz más que todos los astros.
Y ellos se turbaron preguntándose de
dónde venía esta novedad tan distinta de ellos mismos.
Entonces fue
destruida toda magia, y toda ligadura de malicia abolida, la ignorancia
fue disipada, y el antiguo reino arruinado, cuando Dios se manifestó
hecho hombre, "para una novedad de vida eterna"
Y lo que había sido preparado por Dios se comenzó a realizar. Desde
entonces, todo se conmovió porque la destrucción de la muerte se
preparaba.
Si Jesucristo me concede la gracia, por vuestras oraciones, y si es su voluntad, yo os explicaré
en la segunda carta que debo escribiros la economía, de la que he
comenzado a tratar en lo concerniente al hombre nuevo, Jesucristo. Ella
consiste en la fe en Él y en el amor a Él, en su Pasión y su
Resurrección. Sobretodo si el Señor me revela que cada uno en
particular y todos juntos, en la gracia que viene de su Nombre, os
reunís en una misma fe, y en Jesucristo "del linaje de David según la
carne",
hijo del hombre e hijo de Dios, [os reunís] para obedecer al obispo y
al presbiterio en unidad de mente, rompiendo un mismo pan que es
medicina de inmortalidad, antídoto para no morir, y alimento para vivir
en Jesucristo por siempre.
Yo soy vuestro rescate, por vosotros y por aquellos que, para honor de Dios, habéis
enviado a Esmirna, de donde os escribo, dando gracias al Señor, y
amando a Policarpo como os amo también a vosotros. Acordaos de mí así
como Jesucristo se acuerda de vosotros. Rogad por la Iglesia que está
en Siria, de donde soy conducido a Roma encadenado, pues soy el
último de los fieles de allá, y yo he sido juzgado digno de servir al
honor de Dios. Me despido en Dios Padre y en Jesucristo, nuestra común
esperanza.