¿Un católico de Guatemala, puede pasar sin celebrar esta fecha?


“¿Qué es  amor  sin límites de la Inmaculada? Ella  está  muy cerca  de Dios  y nosotros  estamos  cerca  de  Ella y,  por  consiguiente, por medio de  Ella, de Dios  mismo.” San Maximiliano Kolbe


Estas palabras  de  este  santo franciscano, recuerda  el 5  de diciembre  de  1954, pero también el 9 de  abril de  1857. Pues Jesús mismo  quiso  aparecerse  a Madre Encarnación Rosal, con el objeto de  recordar  su profundo amor  por nosotros,  a pesar  de  todo  el dolor  que le  causamos  con los pecados  que  se cometen.

Jesús  vio en Guatemala, una  gran cantidad  de  personas  enamoradas  de la Inmaculada, pues  siempre  se  caracterizó por la  defensa  de esta creencia, e  incluso después  de ser proclamado el dogma, siguió  dándole  el empuje, que  solo un hijo puede  hacer. La  Madre  nos  concede  grandes gracias, pero  no puede  dárnoslas  si  nosotros  no la  queremos  recibir.  Así cuando la Inmaculada  se le  presenta  a Santa Catalina, le muestra  con sus  manos los dedos  que podrían tener  rayos, pero que nosotros  no  pedimos.

La Virgen, ciertamente  es  Madre,  y una  madre  lo da  todo por  sus  hijos, pero ¿Qué puede  hacer una de  ellas  si sus  hijos  no la quieren? Definitivamente  la  Virgen ha  de llorar  mucho,  y como  Santa Mónica,  ha  de pedir  nuestra  conversión.  Pero  si  los  hijos  son tan desobedientes  que  puede  conseguir los  ruegos  y lágrimas  de  una  Madre…  Seguramente  poco, si  son tantos los  que necesitan conversión.

El cinco de  diciembre  en Guatemala  es  el símbolo de  la Alianza  entre  la Inmaculada  y la República  de  Guatemala. Pues  dos  veces  han usado ese  día  para  coronar  con bula pontificia  a la Inmaculada. Además  recuerda  la  consagración del país  a  la Inmaculada  en 1983. También es  un recordatorio para  que  sigan  trabajando por  Ella. 

Dice  San Maximiliano Kolbe: “¡Oh Inmaculada- Inmaculada- Inmaculada! ¡Qué  dulce, qué  agradable  al corazón de  un hijo,  tu santo Nombre! ¡Qué  bien resuena  en el  alma! ¡Qué  estupenda melodía! ¡El mundo  no te  conoce  aún! ¡Muchos  te  conocen sólo de  manera  superficial! ¡Déjanos  alabarte,  oh Virgen Santísima!”

Y es  cierto estas  palabras, pues  el mundo  aún la  desconoce. Al  oír  de Ella  muchos  se  escandalizan  y la  evitan, otros  prefieren decir  mentiras, ¡Pobre la Santa Señora!  ¡Tantos  la  atacan!  Es  el  mismo demonio que  huye, pues  quiere  conquistar  el mundo para llevarlo a  la  perdición.


 Pero “Guatemala, preciosa porción del rebaño predilecto de María no es, no puede ser, indiferente a las glorias de su Augusta Madre y Principal Patrona: Guatemala que se conmovió tan viva y religiosamente al profesar tan viva y religiosamente como dogma católico el misterio de la INMACULADA CONCEPCIÓN, que ya creía como verdad cristiana” 

Así el Padre Colom habla  de  la Inmaculada, por  ello el cinco de  diciembre  es  más que  una  fecha  para  recordar  es  el símbolo de  cada  vez  que  coronamos  a la Inmaculada  como nuestra Emperatriz.  Cada  vez  que  un hijo trabaja  en difundir  a  la Madre Purísima arranca  un alma  de las  garras  del  demonio.  Por  ello, San Maximiliano se  empeñaba  en propagar la  medalla de  la Inmaculada, que  tantas  gracias  derrama  y tantos  corazones  acerca  a la Inmaculada.

El cinco de  diciembre, es  más  que  el recuerdo de  una  coronación, de  dos  coronaciones.  Es  más que  un simple  hecho histórico,  y más  que  una  simple  consagración. Significa  el trabajo hecho por  los  antepasados de  este  país, es  símbolo de  nuestra  identidad  como católicos,  es la  esencia misma  de   nuestro amor  por la  Madre.  Cada  vez que  pasa  un cinco de  diciembre  estamos  tan cerca de  la  quema  del diablo,  y del día  de la Solemnidad.

Cada  cinco de  diciembre, podemos  recordar las  maravillas  que  la Inmaculada  hace  por  nosotros. Las campanas  suenan  a  la  medianoche  del  4  de  diciembre, anunciando el día  próximo,  la  noche más obscura  es  vencida por  la  luz  del  nuevo día.  El Sol de Justicia  ha  sido precedido  por la  aurora.
Cristo  mismo se  nos  ha  hecho presente  con su Corazón amoroso, porque  no ha podido  decirle  que  no a la  que  es  Madre  suya  y nuestra.  Es  cierto que  Guatemala  es  de María,  pues  las garras del  demonio  no han  logrado  su cometido,  pero cada  día  el  reino de la  Inmaculada pierde  terreno  y el del  diablo gana  más.

Es  precisamente  porque  sus  hijos  han desertado las  filas,  cada  día  renuncian  a  su amor, y se  van  con la  que  pasa.  Jesús  en su Corazón ha llorado por  el desprecio  que  le  hacen.  Pues por la  lástima que  no sean uno.  La Iglesia  en Guatemala  tiene  como  bandera  triunfante  a  la Inmaculada,  y Ella  hace mucho,  pero  no puede  hacer  más  si  nosotros  no dejamos que Ella  trabaje.  Si nosotros   no colaboramos  con Ella.  De  nada  sirve  la  fecha del  cinco de  diciembre, ni recordar  el  8,  si nosotros  mismos  hemos  olvidado sus  beneficios.  


El Reino de la Inmaculada puede  empezar  aquí, cerca  en nuestro corazón y expandirse  por  el mundo.  Pero  para  ello debemos  aceptar  nuestros  errores  y querer  cambiar,  también debemos  dejar  que  otros  obren  y nosotros  mismos  trabajar  por  Ella.  San Maximiliano lo  vuelve  a recordar: “Vivimos de una voluntaria y amadísima idea fija: ¡LA INMACULADA! Por Ella vivimos y trabajamos, sufrimos y queremos morir. Deseamos con toda nuestra alma y con todos los recursos modernos que esta idea fija sea acogida por todos los corazones” 

El cinco de  diciembre,  no puede pasar  desapercibido, para  sus  hijos, no por  una  simple memoria  histórica,  sino para  que  sea  convicción de  que  somos  hijos  de la Inmaculada  y por  Ella  trabajamos y trabajaremos  tan arduamente  que  Guatemala  será  el fuego que  hará  que  el mundo sea  suyo. Pues  si  Ella  reina, seguro que  seremos los  mejores cristianos,  y Cristo estará  orgulloso, y por  fin regresara  para  que  con su Madre, Él  reine  por  los  siglos  de los  siglos   y su reino  no tenga  fin.

Y la  serpiente  será  aplastada  y  aunque  se  enfurezca ya  no podrá hacer la  guerra  a los  católicos, porque  Cristo ha  enviado a  Miguel y su ángeles  para  que  del  fuego no pueda   salir.  San Juan recuerda  lo que  se  enfurece  la  bestia  contra  la mujer  en  Apocalipsis  12, y siempre  pasara.  El  mismo  odia   a la Inmaculada,  y sus  hijos  no pueden temer  si  están con Ella.  La mujer  nos  ha  dado  el triunfo con su    en la Encarnación y Cristo Rey  victorioso  abrirá  las puertas  a los que  por  ruego de  su  Madre hayan  sido para  Ella  sus  verdaderos  hijos.


¡Oh María  concebida  sin mancha  de pecado  original! Ruega por  nosotros  que  recurrimos  a  vos  y por  los  que  no recurren, no podrán recurrir  o no tienen  tiempo de  recurrir  a  vos.